HOY CONOCIMOS A MERY MURÚA

Hoy en ADN Argentino – Música Nuestra conocimos a Mery Murúa.

Mery Murúa “Mi primer mandamiento es no ser réplica de nadie”

En Mery Murúa, conviven varios estilos musicales, todos con una cuota de belleza. Para el bolero, la cruzdelejeña utiliza su estilo intimista y seductor; en cuanto al folklore, la experiencia de haber pisado la tierra y el paisaje de pequeña y vivirlo adulta como maestra rural, la marcaron y el tango le queda al dedillo, con esa voz que parece salida de los arrabales mas profundos de Buenos Aires.

Su primer disco lleva su nombre, junto al guitarrista Horacio Burgos, se pasea entre las zambas del Chango Rodriguez, la bossa de Chico Buarque, el tango y el bolero y es parte de esa impronta que une esos estilos, más la talentosa púa de Burgos, con el que se entiende -musicalmente hablando-, perfectamente.

La Mery, como la llaman en Córdoba sus colegas y amigos, lleva tiempo en esto de andar por la música, con algunos vaivenes del destino que jugaron a favor de ese desparpajo que la caracteriza y la hace querible, admirada. Cantó en La Fabrica Cultural de Córdoba y se lanzó a la gran ciudad del tango.
Es una artista bastante independiente, es como que se aparta del común de las cantantes de ahora al mezclar varios estilo.

Hay mucho puesto en el arreglo más que en la búsqueda de un lenguaje nuevo. Por eso piensa que cuando la búsqueda persigue un fin tan banal (como el comercial, por ejemplo) deja de pertenecerle. Pero uno también está inmerso en ese montón de gente y a veces en la búsqueda se sorprende con cosas que escucha y le gustan mucho y tira para ese estilo. Una vez una cantante de jazz amiga, le decía que le gustaba muchísimo una canción pero que no podría nunca cantarla porque no era para su voz… y le dijo: “llegué a un punto en el que aprendí que todas las canciones que me gustan no necesariamente son para mi.” Y a ella le quedó grabado eso, porque es tan real, porque uno se engancha en algo que le encanta pero tiene que saber separar las cosas. Por eso escucha muy poco a otras cantantes, y por eso, su primer mandamiento es no ser réplica de nadie.

Hace algunos años que Mery Murúa vive en la capital cordobesa. Antes de llegar allí, en Cruz del Eje, dio sus primeros pasos como artista. Estudió música desde los siete años, y luego cantó con una profesora de piano de la ciudad. Hasta los 18 estudiaba guitarra porque en el conservatorio no había clases de canto así que se las daba una profesora de piano del pueblo. Y entonces la primera llegada al canto como para adquirir un método lo hizo en Córdoba.

Su primer trabajo discográfico se llamó “La Cruz del Eje”, donde participó junto a músicos y autores de la zona. La obra es de Alejandro Gobbi, un artista de Cruz del Eje. Fue una experiencia alucinante porque salió como muy sentida, fue un trabajo muy sentido, muy querido y compartido. En ese disco se escucha con una voz virgen, nueva y realmente da gusto.

La segunda incursión en un disco fue en España, durante sus viajes trabajando como cantante en las Islas Canarias. Allí grabó un disco llamado “Canta Latinoamérica”, con artistas tradicionales de Chile y Bolivia.


Cuando volvió comenzó sola.

Ella vivía en Cruz del Eje todavía y su desarrollo artístico musical estaba ahí, en esos puntos. Viajaba cada seis meses y trabajaba para una cadena de hoteles en España. Afirma que todas las veces que ha vuelto a cantar y a hacer proyectos han sido como situaciones extra voluntad, tenía a su mamá enferma y entonces su historia era trabajar, cuidar a su hijo y a su mamá, ese era el hilo conductor de su vida en ese momento.

En el año 2004 se muda a Córdoba para que ella pudiera atenderse allí, y pudo trasladar su trabajo, de administrativa en el conservatorio. Un día cae un chico santiagueño cuando ya la inscripción a un curso de formación se había terminado, lo anotó igual y terminó siendo su amiga. Un día le dice que tenía que presentar una obra de teatro pero se habían quedado sin cantante. Ahí nomás se anotó. Le dijo que cantaba tango, el santiagueño la miro extrañado pero hicieron una prueba y en seguida se acercó el laburo con los temas que había que aprender y así comenzó, cantando tangos. Esa fue su manera de conocer un ambiente de músicos que estaban muy bien posicionados, Nicolas Barci, Juan Arneri, Claudio González.”
Cuando la obra de teatro se bajó de cartel, Mery formó un grupo con el cual se largó como solista de folklore y tiempo después conoció al guitarrista Horacio Burgos con quien se entiende a la perfección. Tanto como se entendía con los músicos anteriores. Pero empezó a salir laburo y empezaron a salir juntos. Su primer disco en realidad lleva su nombre pero se concibió como un dúo, aunque por una cuestión de que Horacio viaja por su carrera, ella puede defenderlo sola con otros músicos si él no está.
Grabaron con la posibilidad que les brindó el sello Latitud Sur, y la idea no era hacer un disco de tango ni de folklore, ni de boleros sino como un nuevo lenguaje, como de irse por los silencios, sintiendo la respiración, esta cosa es como una característica de este proyecto. Es una onda intimista que no respeta parámetros rítmicos, una zamba dura seis minutos porque se alargó y esa onda les da la posibilidad de improvisar. Las canciones más hechas son las que salen menos replicadas que las anteriores. Así se juntaon con Horacio y buscaron cuáles eran los temas que más los identificaban o los unían como artistas y así salió el primer disco.

Siempre estuvo la posibilidad de que alguien le pregunte que es, si folklorista, o cantante de tango o de bolero, y entonces se le hace difícil llevar eso a cuestas, como que uno tiene que estar encasillado en un lugar. Para ella los estancos nunca son buenos aunque cree que romper con esos esquemas y embanderarse en el multiespacio musical cuesta.

Durante un tiempo estuvo recorriendo la ruta 40, junto a Joselo Schuap con la gira H2o, convocada por la producción de la gira. Entabló allí una relación hermosa, desde lo afectivo, lo musical y el trabajo. Esa experiencia le rompió los esquemas, fue muy movilizadora.

Siempre escribió, pero siempre tuvo este concepto de que en el momento de componer y escribir sentía que Hamlet Lima Quintana o Manuel Castilla eran tan grosos que ella no tenía nada que hacer al lado de ellos. Pero descubrió con esta experiencia que sí era una artista, todo lo que ella haga y diga por más que sea íntimo, ejerce lo artístico y si tiene algo para decir siente que debe hacerlo.